Artículos sobre ciencia y tecnología de Mauricio-José Schwarz publicados originalmente en El Correo y otros diarios del Grupo Vocento

Tim Berners-Lee, el señor WWW

Pocos hombres como el inventor de la World Wide Web han visto al mundo transformarse con el impulso de sus ideas.

Tim Berners-Lee en 2009.
(foto CC Silvio Tanaka, via
Wikimedia Commons)
Tim Berners-Lee cumplirá apenas 55 años en junio, pero su rostro es casi desconocido para la mayoría de las personas, y su nombre es apenas un poco más reconocible, aunque sin él no habría redes sociales ni páginas Web, ni buscadores, ni navegadores Web, ni desarrolladores para la Web, ni nuestra puerta a la información, la comunicación, el conocimiento y la diversión. Porque fue este personajequien creó lo que hoy conocemos como la World Wide Web.

Tim Berners-Lee nació en Londres el 8 de junio de 1955, hijo de dos informáticos de gran relevancia. Su padre, Conway Berners-Lee, es un matemático, ingeniero y científico informático que trabajó en la creación del Ferranti Mark 1, el primer ordenador elctrónico comercial con programas almacenados. En la fiesta de Navidad de Ferranti en 1952, Conway conoció a la madre de Tim, Mary Lee Woods, también matemática y una de las programadoras del Ferranti Mark 1.

Con esos antecedentes, no fue extraño que, después del bachillerato, el joven Tim pasara al afamado Queens College de Oxford, donde recibió un título de primera clase en física y se empezara a dedicar a la informática.

El hipertexto

En 1980, Berners-Lee fue contratado como proveedor para la Organización Europea para la Investigación Nuclear, CERN, donde propuso usar el hipertexto inventado por Ted Nelson (texto que incluye referencias o enlaces a otros documentos a los que el lector puede acceder), para que los científicos de CERN pudieran compartir datos. Para ello escribió el programa ENQUIRE, un software de hipertexto muy parecido a lo que hoy conocemos como “wiki”, cuyo ejemplo más conocido es la Wikipedia.

Después de trabajar algunos años en empresas privadas, Berners-Lee volvió a CERN como investigador del centro. CERN era, y sigue siendo ahora con el Gran Colisionador de Hadrones, el LHC, el mayor laboratorio de física de partículas del mundo. Ello implica que genera grandes cantidades de información que deben hacerse accesibles a los investigadores del centro y del mundo, y que tiene una gran relación con los centros de la física en todo el mundo, por lo que en 1989 CERN era el mayor nodo de Internet de toda Europa.

Pero era un Internet donde era difícil encontrar la información, con diversos protocolos o formas de comunicación, y que requería que sus usuarios conocieran lenguaje de programación para usar cosas como la transferencia de archivos por FTP, los grupos de noticias de Usenet e incluso el correo electrónico, todo lo cual ya existía.

Lo que no había era ordenadores comunes, programas comunes ni programas de presentación comunes para intercambiar información. Berners-Lee se planteó unir sus ideas sobre el hipertexto con Internet para enlazar la información y hacerla accesible. Su primera propuesta a CERN fue en marzo de 1989 y le siguió una versión refinada con ayuda de Robert Cailliau en 1990.

En 1990, Tim Berners-Lee creó los elementos esenciales de la red. El HTTP, o "Protocolo de Transferencia de HiperTexto”, las reglas según las cuales la forma se comunican y entienden las máquinas que solicitan algo mediante un enlace de hipertexto y las que lo sirven. El HTML, o “Lenguaje de Marcado de HiperTexto”, para incluir en el texto elementos de formato y enlaces a imágenes, gráficos y documentos que pueden estar en otras máquinas. Finalmente, el navegador interpreta el lenguaje HTML para presentarlo al lector, transmitir las solicitudes de los enlaces y recibir documentos e imágenes.

Había nacido la Web.

Una danza de millones y millones

El 6 de agosto de 1991, Berners-Lee escribió un resumen de su proyecto en el grupo de noticias alt.hypertext. Ese día, la World Wide Web se convirtió en un servicio público y, en el plazo de apenas cinco años, en una gran oportunidad de negocios donde han surgido fortunas fabulosas, como las de los creadores de ICQ, YouTube, FaceBook o Google.

Pero entre ellos no se cuenta Tim Berners-Lee.

En poco tiempo, se convirtió en preocupación principal del inventor que la Web se mantuviera libre, sin patentes ni regalías. Para ello, primero, Tim Berners-Lee regaló su invento al mundo, como lo hicieran en su momento Jonas Salk, creador de la vacuna contra la polio, y Alexander Fleming, descubridor de la penicilina. En segundo lugar, en 1994 fundó en el renombrado MIT (Instituto de Tecnología de Massachusets) el W3C o Consorcio de la World Wide Web, dedicado a crear estándares libres de regalías y recomendaciones para la red, que durante años ha dirigido desde una modesta oficina.

A los 54 años, el innovador británico ha reunido una impresionante cantidad de reconocimientos. En su país natal es Caballero del Reino, Orden del Mérito, miembro de la Royal Society y de varias sociedades más. La revista Time lo nombró entre las 100 personas más influyentes del siglo 20, ha obtenido reconocimientos en Finlandia, Estados Unidos, Holanda y España, donde la Universidad Poltécnica de Madrid lo nombró Doctor Honoris Causa en 2009.

Desde 2009 trabaja en el proyecto británico para hacer los datos de gobierno más accesibles y transparentes para el público en general, lo que se conoce como open government o gobierno abierto. Tal como quiere que sea la red, libre, sin censura, donde los proveedores ni controlen ni monitoricen la actividad de los internautas sin su permiso explícito.

Y, entretanto, se ocupa de lo que será la nueva era de la World Wide Web, según la concibe su creador: la Web Semántica, o Web 3.0, donde los datos no estarán controlados por las aplicaciones que están en red, sino que los propios datos estarán en red, para integrar, combinar y reutilizar los datos, una red de conceptos y no de programas.

Después de todo, Tim Berners-Lee tiene por delante muchos años para volver a sorprender al mundo y ponerlo de cabeza. Y siempre desde una modestia y falta de avaricia de la que tanto podrían aprender tantos.

Los nombres de la red

La World Wide Web (red a nivel mundial), pudo llamarse de muchas formas. Tim Berners-Lee quería destacar que era una forma descentralizada en la que cualquier cosa se podría enlazar a cualquier otra, y entre los nombres que desechó estuvo “Mine of information” (mina de información, cuyas siglas son MOI, "yo" en francés, que le pareció "un poco egoísta"), “The Information Mine” (la mina de información, que desechó porque sus siglas son, precisamente, su nombre, TIM) e “Information mesh” (malla de información, que le parecía que sonaba demasiado parecida a “mess”, confusión). Finalmente, el nombre se eligió porque la red es global, y porque matemáticamente es una red. Además, sentía Berners-Lee, una letra identificativa sería útil. Aunque sea difícil pronunciar WWW en casi todos los idiomas.